miércoles, 28 de noviembre de 2012

MAL DE ESCUELA


 
La lectura del libro “Mal de Escuela” me ha llevado a mi infancia, y digo esto no porque, como el autor, fuera un zoquete sino más bien porque es en la escuela donde se concentran la gran parte de los zoquetes ya que la superación de los cursos es un filtro que nos va separando de esos compañeros que por no dar la talla durante el curso tienen que quedarse atrás para repetir un año más las mismas enseñanzas que un año atrás no les habían servido para nada, y por lo que he podido ver de poco más sirvieron el segundo año.
 
Mientras leía el libro me iba acordando de esos amigos que a mi parecer no les faltaba cabeza para aprobar con nota sino ganas, motivación. Estaba el caso de Serafín, la idea de abrir la mochila fuera del horario escolar le parecía absurda, de echo nunca creo que se le pasara esa idea por la cabeza. Pero en matemáticas era diferente, no necesitaba ni esfuerzo para resolver los problemas que ami me resultaban indigeribles. No dejo de pensar que solo hacía falta alguien que hubiera sabido despertar un interés por hacer algo en la vida ya que desde que dejo los estudios en 2º de ESO se la plaza donde puedo encontrarle para ver que tal le va, aunque no ha habido mucho cambio en su vida desde entonces. Raúl, cuando llegó a mi clase era su segundo año como repetidor. Este amigo era un manitas con todo lo que tuviera ruedas por lo que pronto nos llevamos bien. Puedo decir con seguridad que Raúl hubiera podido ser de los más inteligentes, de hecho se que lo era, pero por H o por B no mostraba el más mínimo interés en sacar provecho de las enseñanzas. Hace dos meses me contaba, ya como camionero, todo el tiempo que perdió en la escuela. Serafín, Raúl y muchos otros de los que no hace falta hacer mención hubieran podido aprovechar mucho más sus posibilidades ya que para ellos la clase era una extensión del patio.
 
No es el mismo caso que el autor del libro, ya que este dice haber intentado progresar pero afirma que los conocimientos adquiridos se evaporaban en cuestión de horas, pero es otro caso que lleva a muchos niños al fracaso escolar, la gandulería. Este es otro caso que junto al de los niños que “no llegan” y a todos los que por una razón u otra no sacan ningún tipo de provecho a su etapa de estudiantes, no se deberían dar nunca por perdidos ya que todos tenemos motivaciones y deseos que solo con esfuerzo se logran, y debería haber alguien que sepa como darle la vuelta a la sartén y hacer que los que creen que no sirven para los estudios encuentren su lugar en la clase.

3 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con tu entrada Pablo,creo que tiene bastante razón, hay muchas mentes brillantes que han abandonado los estudios pudiendo haber llegado lejos con relativo poco esfuerzo.
    Pero en mi opinión,no es la "gandulería" lo que les hace abandonar, sino la falta de motivación o mejor dicho, un interés mayor hacia otras cosas que terminan por alejarlo de la escolaridad, quiero decir que tal vez el profesor tampoco haya sido capaz de motivarlo lo suficiente o hacerle sentir importante dentro del grupo, pero como ya digo es solo mi opinión.
    un saludo

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  2. Excelente, bella y nutritiva entrada. No hay mejor alimento para mejorar que relacionar lo vivido con lo aprendido.

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  3. Simplemente me ha encantado. A mi también me separó de buenos amigos que podían pero no querían. Poder y no querer.
    La falta de motivación y de no saber tratarla fomenta la destrucción del porvenir del zoquete.

    Saludos!

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